MARTÍN EL VIOLÍN
Érase una vez un violín llamado Martín. El vivía en un pueblo llamado Rasputín con sus padres y su hermano Joaquín. Un día Martín fue a un concierto de música clásica, pero no fue de espectador sino que fue unos de los 10 violines que había en el escenario. El concierto fue maravilloso, la gente aplaudia mientras decían otra, otra, otra, otra. Después llamaron a Martín por teléfono un grupo de música muy famoso que era de Italia, le decían que si quería irse con su grupo para dar una gira por toda Europa. Martín se lo dijo a sus padres, y le dijeron que si quería podía ir, pero que tenía que llamar todos los días y sobre todo darles autógrafos y entradas para su concierto cuando vengan a tocar a España. Martín no se lo pensó dos veces, dijo que si, a si que a la mañana siguiente se fue.
El primer concierto fue en Alemania y salió perfecto. El segundo no estuvo mal. El tercero no fue nada bien. El cuarto salió muy mal. Y el siguiente iba a ser en España donde lo iba a ver toda la familia y no quería decepcionarlos, así que estaba muy nervioso. Cuando llegó a España se fue directamente a hablar con su familia para que le animaran porque los últimos conciertos la habían salido mal.
El dia del concierto, Martín estaba más nervioso que nunca, tanto que cogió una bolsa enorme de palomitas y se la zampó entera sin dejar ni una migaja. Después fue a ensayar con el grupo, pero el ensayo no salió nada bien. Luego fue al médico porque no se encontraba bien, y el médico le dijo que lo que le pasaba era que… ¡LE FALTABA UNA CUERDA!. Así que el médico cogió una cuerda y la colocó en el espacio que quedaba libre.
Después de todo lo que le había pasado por la mañana, llegó la hora del concierto. El escenario estaba lleno, y su familia ya estaba allí. Faltaban cinco minutos y se dio cuenta de que faltaba el cantante. Solamente quedaba un minuto y el cantante todavía no había llegado. Llegó el momento de salir a tocar y todavía el cantante no había llegado, así que el concierto se suspendió y Martín se quedó muy agusto por no tener que tocar delante de toda su familia.
FIN
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